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Pascual Enguídanos Usach, bajo su seudónimo de George H. White, escribió por primera vez sobre los sadritas en su novela Ellos están aquí, publicada en 1957. Estos "Hombres de titanio", como también se les conocía (una contradicción científica en la que cayó el autor, ya que el titanio, en contra de lo que sucede con el carbono o el silicio, es incapaz de formar cadenas moleculares), eran unos pequeños pulpos inteligentes, muy belicosos y hostiles a la humanidad, que después usaría en su novela del ciclo "La saga de los Aznar" ¡Luz sólida!, haciéndoles invadir Urano para, desde allí, transmutar el sol, que les era perjudicial, haciendo chocar contra él un enorme satélite repleto de helio. Como vemos, estos sadritas eran un poco cabrones, aunque débiles físicamente, y para compensarlo usaban robots humanoides que gobernaban instalándose en el interior de sus cabezas. Dotados de telepatía, sus mentes eran totalmente ajenas a las de la humanidad.

Algunos años más tarde, en 1964, Ramsey Campbell, y enmarcado dentro de la parafernalia conocida como "Mitos de Cthulhu", concretamente en el relato titulado Insectos de Shaggai, hacía debutar a los shan, unos artrópodos voladores que disfrutaban de multitud de antenas articuladas similares a tentáculos. Esta raza maligna, huyendo de la destrucción de su planeta natal, invade Urano (llamado por sus habitantes L'gy'hx), para después venir a la Tierra y quedar atrapada en ella. La luz del sol puede matarlos, son telépatas y además medio inmateriales, lo que les permite introducirse físicamente en los cerebros de otras especies para dominarlos.

Es evidente en ambos autores la influencia de La guerra de los mundos, de Herbert George Wells, donde se nos presenta por primera vez a una raza extraterrestre dispuesta a conquistar la Tierra: los marcianos, a los que describe similares a pulpos y gobernando grandes trípodes que usan para destruir cuanto hallan a su paso. Extraterrestres para los que las condiciones ambientales de nuestro planeta acaban siendo una perdición.

Y si hablamos de Marte no podemos olvidar a Edgar Rice Burroughs, que en 1922, dentro de su serie marciana, nos ofrece en The chessmen of Mars (aquí titulada El ajedrez vivo de Marte) a unos seres muy similares: los kaldane. Son éstos unos arácnidos malignos y telépatas que usan cuerpos humanos decapitados para desplazarse, y que el autor George Alec Effiger, en su relato Mars: The home front, llamó también sarmaks, emparentándolos además con las criaturas de Wells.

Menos célebre, sin embargo, es la novela (también influida por la obra wellsiana) de George McLeod Winsor La estación X, publicada en 1919, donde se nos narra otro intento de invasión marciana. Estas criaturas, sin embargo, no llegan a ser descritas, pero sí se nos dice que son telépatas y capaces de poseer mentalmente a otras especies para sobrevivir en sus mundos. Antes de llegar a Marte estuvieron en nuestra Luna, y antes, ¿quién sabe? ¿Tal vez en Urano?